Desde pequeña soñé con conocer el mundo. Quería explorar culturas, cruzar fronteras y descubrir lugares nuevos. Mi primer viaje sola fuera de Ecuador fue como estudiante de intercambio en EE.UU., donde me enfrenté a un nuevo idioma, costumbres desconocidas y la experiencia de vivir con otra familia. Fue un reto que me hizo valorar mis raíces, mi familia y la importancia de adaptarme.
Crecí siendo la segunda de cuatro hermanas, lo que me enseñó a destacar, a buscar mi propio camino y a esforzarme por lograr mis metas. Desde joven, trabajé con un objetivo claro: viajar. A los 21 años, con mis propios ahorros, emprendí mi primer viaje de mochilera a Europa. Quería perderme en las calles de Milán, admirar el arte en Florencia, bailar flamenco en Madrid y descubrir la magia de Ámsterdam. Aquel viaje reafirmó mi deseo de seguir explorando, y cada salario que ganaba lo destinaba a cumplir mi siguiente aventura.
Asia: La Experiencia Que Cambió Mi Vida
En mis veintitantos, la vida me llevó a Malasia, una experiencia que transformó mi visión del mundo y mi desarrollo profesional. Estaba a casi 20,000 kilómetros de casa, en un país donde convivían tres grandes culturas: malayos, chinos e indios. Fue un universo nuevo de sabores, rituales y formas de pensar.
Trabajé en Mindvalley, una empresa pionera en bienestar, donde aprendí sobre intraemprendimiento, servicios digitales y tuve la oportunidad de liderar una iniciativa de protección ambiental. En esos años, viajé por Asia, explorando Tailandia, India, Vietnam, Singapur y más. Cada destino me enseñó sobre resiliencia, empatía y la importancia de construir puentes entre culturas.
Pero lo más valioso fue descubrir que, aunque estuviera lejos, mi identidad y mis raíces me daban fortaleza. Aprendí a ser versátil, a crear lazos en contextos desconocidos y a valorar la autenticidad en cualquier entorno.
Regreso a Ecuador: Construyendo Ecosistemas de Innovación
Al volver a Ecuador, decidí enfocar mi carrera en fortalecer el emprendimiento y la innovación. Fui parte del equipo fundador de la AEI (Alianza para el Emprendimiento e Innovación), que creció de 5 organizaciones a casi 200, con el propósito de impulsar la innovación como motor de desarrollo.
Liderar la construcción de una estrategia a 10 años con más de 300 actores del sector público, privado y académico me enseñó a comunicar con intención, a conectar con distintos públicos y a trabajar en equipo para lograr impacto.
También me involucré en la mejora del marco regulatorio para emprendedores, un esfuerzo de cinco años que requirió paciencia, negociación y estrategia. Presentar propuestas a ministros y legisladores me mostró que la comunicación efectiva y la perseverancia son clave para impulsar cambios sostenibles.
El Arte de Construir Conexiones
Otro aprendizaje fundamental fue la importancia de las alianzas estratégicas. Conectar actores, generar valor y fomentar la colaboración son habilidades muchas veces subestimadas, pero esenciales para cualquier proyecto de impacto. Aprendí que construir redes no es solo intercambiar tarjetas de presentación, sino entender cómo aportar a otros antes de pensar en lo que podemos recibir. Desde iniciativas con el sector privado hasta programas de innovación, descubrí que la sostenibilidad no solo es ambiental, sino también económica y social. Los proyectos con impacto real son aquellos que crean valor a largo plazo para la sociedad.
Ser Madre: Un Nuevo Desafío de Liderazgo
En medio de este camino, me casé y me convertí en madre de dos hijos maravillosos. La maternidad me desafió a replantear mis prioridades, a gestionar emociones con inteligencia y a aceptar que no siempre podemos tener el control.
Aprendí que pedir ayuda no es una señal de debilidad, sino de fortaleza. Que ser vulnerable también es parte del crecimiento. Y que el amor propio es esencial, porque no podemos dar lo que no tenemos.
Mirando Hacia el Futuro
Hoy, mi propósito es contribuir al desarrollo de iniciativas sostenibles e impulsar el uso de tecnología para mejorar la eficiencia y competitividad en las industrias. Creo en el poder de unir visiones y en la importancia de generar impacto real en lo económico, social y ambiental.
Si algo he aprendido en este viaje, es que:
● Sueña en grande. No te pongas límites.
● No te rindas. Persevera, ajusta y sigue adelante.
● La comunicación lo es todo. Aprende a decir las cosas correctas, en el momento y a la persona adecuada.
● Pide ayuda y colabora. Rodéate de personas que sumen y aprende de ellas.
● Equivócate y aprende. Los errores son oportunidades disfrazadas.
● Cuida tus relaciones. El éxito no vale la pena si pierdes a quienes amas.
● Conéctate con el mundo. Viaja, aprende, comparte. No hay mayor riqueza que la diversidad.
● Crea conciencia. El planeta necesita acciones urgentes. Sé parte de la solución.
La vida no es un camino recto. A veces, los giros inesperados nos llevan justo a donde debemos estar. Lo importante es seguir moviéndonos, aprendiendo y dejando huella en cada paso.
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