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El Derecho como Camino hacia la Paz y la Equidad


GABRIELA MOREIRA - DECANO FACULTAD CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS E INTEGRANTE CÁTEDRA UNESCO DE CULTURA Y EDUCACIÓN PARA LA PAZ
GABRIELA MOREIRA - DECANO FACULTAD CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS E INTEGRANTE CÁTEDRA UNESCO DE CULTURA Y EDUCACIÓN PARA LA PAZ

Desde niña, soñé con ser abogada. Al ingresar a la universidad, entre la ilusión y la incertidumbre del futuro, inicié mi camino en el mundo del Derecho. Pronto descubrí que esta disciplina iba mucho más allá de un simple sistema de normas y doctrinas; comprendí que también es un instrumento esencial para la construcción de sociedades más pacíficas y conciliadoras. Me involucré, desde mis años de estudiante, en un campo que en aquel momento era poco explorado y cuya importancia y potencial aún eran minimizados. Ese encuentro marcó el inicio de un recorrido que, con el tiempo, se convirtió en mi vocación y en la brújula que ha guiado mi vida.


Más allá del ejercicio en los juzgados, el litigio y la confrontación, comprendí que el acceso a la justicia no se limita a la resolución de conflictos a través de la vía judicial. Descubrí que una de las formas más valiosas de alcanzarla radica en la capacidad de las personas para resolver sus diferencias mediante el diálogo y la construcción de acuerdos, sin recurrir al enfrentamiento ni a la violencia. Esta perspectiva no solo transforma la manera en que entendemos la justicia, sino que también contribuye significativamente a la convivencia social, fomentando un modelo basado en el respeto, la cooperación y la paz.


En este camino, la cultura de paz se convirtió en un pilar fundamental en mi ejercicio profesional y académico. Explorar este campo me ha llevado a reflexionar profundamente sobre la violencia en sus múltiples manifestaciones y sobre la urgente necesidad de garantizar la equidad de género en todos los ámbitos, incluyendo el jurídico. La violencia no solo se expresa en los conflictos armados o en la delincuencia, sino también en las desigualdades estructurales que afectan de manera particular a las mujeres. Comprendí que la mediación y la resolución pacífica de conflictos no solo son herramientas jurídicas, sino también mecanismos esenciales para construir una sociedad más equitativa, en la que las mujeres puedan ejercer plenamente sus derechos y su liderazgo.


Hoy, desde mi rol como primera mujer Decana de la Facultad de Derecho de la UTPL, asumo un reto que va más allá de la gestión académica. Es un compromiso conmigo misma y con todas las mujeres abogadas que vienen detrás, abriendo camino en una profesión históricamente liderada por hombres. Este puesto no solo representa un desafío, sino también un símbolo de empoderamiento y transformación, donde mi presencia y mi voz buscan inspirar a otras mujeres a creer en su capacidad para liderar, innovar y transformar el Derecho desde una perspectiva más humana y equitativa.


Mi convicción sigue firme: el Derecho no es solo una herramienta normativa, sino un espacio de cambio, conciliación y justicia social. La paz, la equidad y el liderazgo femenino no son ideales inalcanzables, sino metas que podemos construir día a día con compromiso, formación y determinación.

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